Columna semanal del Dr. Andrés Fábregas Puig en Chiapas Paralelo «La importancia de las ferias del libro»:
Hubo un tiempo en que, al publicarse los libros, se exhibían en las librerías y a ellas acudían los lectores interesados para enterarse de las novedades en sus respectivos campos o, aquellos lectores por placer, que buscan los títulos literarios y en general, los que atraían su curiosidad. El centro eran las librerías. Dado que de niño me pasé mis primeros 10 años en la Librería, Papelería e Imprenta “El Progreso”, propiedad y fundación de mi abuelo Antonio Puig y Pascual, tuve la oportunidad de familiarizarme con los libros desde pequeño. No perdí esa oportunidad en la casa de mis padres, porque mi padre tenía una biblioteca interesante y mi madre, gran lectora de literatura e historia, me regalaba libros con frecuencia. Ya de estudiante en la Ciudad de México, en los tiempos del maravilloso Distrito Federal, y en el contexto de la vida universitaria, recuerdo que se iniciaron las presentaciones de libros, lo que allá por los inicios de los 1970, constituía una novedad. Presentar un libro como si fuese una persona, se comentaba. Es algo que atrajo de inmediato la atención y no tardó en convertirse en un paso obligado para los autores de alguna obra. Hoy, si un libro no se “presenta” es como si no existiera. Las primeras presentaciones de libros ocurrieron en las propias librerías, como de hecho siguen ocurriendo. Pero se han diversificado los ámbitos en donde se presentan los libros, desde locales universitarios y de centros de investigación, hasta cafeterías y cantinas. Hay un mundo de presentaciones de libros o de publicaciones en general como revistas o libros electrónicos, etcétera.